Siempre pensé que las canciones no tienen dueños, ni fronteras. Son como mensajes encerrados en botellas y echados en los mares y océanos del pensamiento y sentimiento humano. Como cantante he abierto unas cuantas de esas botellas y algunos de esos mensajes bellos, misteriosos, estaban claramente dirigidos a mí, quiero decir, los he llegado a amar y a decir como propios.
Al final, he decidido escribir mis mensajes, y echarlos a los mares y océanos del pensar y sentir humano. Aquí un pequeño adelanto...